En lo alto de la montaña, donde el silencio y la naturaleza se entrelazan, se encuentra mi pequeño taller. Es un espacio donde la creatividad fluye libremente, impregnada por la calma y la autenticidad del entorno.

Mi enfoque es profundamente autosostenible. Trabajo con materiales naturales, reciclados y cuidadosamente seleccionados, buscando siempre respetar el equilibrio con el entorno. Cada tapiz cuenta una historia única, tejida a mano con paciencia, dedicación y un profundo respeto por el arte textil.

Mis piezas son más que simples objetos decorativos: son expresiones de una visión contemporánea que fusiona tradición y vanguardia. El lujo aquí radica en la conexión con lo genuino, en la exclusividad de lo hecho a mano y en la energía que cada pieza desprende.

La esencia de mis tapices reside en la imperfección, en lo crudo y lo visceral, contrastando la delicadeza del macramé con estructuras atrevidas y poderosas. Es un arte que no solo adorna, sino que transforma el espacio con su presencia y carácter.

Mi propósito es crear obras que hablen por sí solas, que conecten con quienes valoran lo auténtico y lo inusual. Cada pieza está pensada para aquellos que buscan algo más que un objeto: una experiencia visual y táctil que evoque emociones y revele la pasión detrás de cada nudo.